Miguel López nace en Buenos Aires el 23 de Julio de 1976. De chico muestra gran afinidad por el dibujo. A los 6 años gana un concurso de manchas en el barrio de Flores de Buenos Aires en categoría de 6 a 9, y seguiría dibujando hasta empezar el secundario. " Recuerdo dibujar con mi viejo: copiábamos caricaturas de Sabat que salían en Clarín o de La Razón y era una competencia encubierta de la que yo siempre perdía, aunque no el entusiasmo".
Siguió dibujando hasta que empezó el secundario y aunque ya en la primaria no le gustaba la materia "actividades prácticas " , dejo de dibujar y pintar durante casi todo el secundario. Aunque de los 15 a los 18 hacia retratos de modelos y algunos autorretratos que hoy considera de baja calidad. Luego de una crisis decide volver a su primera vocación y empieza a estudiar con la profesora Graciela Vignola y a partir de ahí se anota en el IUNA ( hoy UNA) en el año 2002. En el año 2000, producto de la medicación que toma en ese momento surge un nuevo problema de salud denominado distonía que dificulta enormemente su movilidad. Sin embargo cursa toda la carrera con esa dificultad. Finalmente logra terminar la carrera y paralelamente en 2013 puede operarse. Dicha operación consiste en la implantación en el cerebro de dos electrodos que contrarrestan las contracciones musculares involuntarias que dificultaban la marcha, y un cable conectado a la panza donde se encuentra una batería, cuya última versión es recargable.  Sin embargo dicha operación genera efectos secundarios como dificultades en la dicción y menos motricidad fina. "Soy la demostración que la pintura y el dibujo no son una habilidad manual "En 2014 empieza un curso de extensión de la UNA de paisaje urbano y conoce al profesor Ignacio Sosa, de quien confiesa:" fue el que mas me enseñó." Actualmente sigue estudiando con Cinthia Rched. "Lo bueno de la pintura es que uno nunca termina de aprender por mas títulos que tenga, y la verdad: es un camino de ida."